La Sociedad Centroamericana y del Caribe de Dermatología (SCCAD),
por este medio rinde un homenaje a todos los colegas Dermatólogos que se nos adelantaron y desaparecieron físicamente de esta vida,
pero que estarán siempre presentes en nuestros recuerdos.
DOCTOR MIGUEL EDUARDO ROBLES SOTO
El 23 de abril de 2007, la Dermatología Ibero Latinoamericana y en especial la Centroamericana y la Guatemalteca, perdió a uno de sus destacados miembros, el Dr. Miguel Eduardo Robles, quien recibió su título de Médico y Cirujano en la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1,974 e hizo su entrenamiento en Dermatología en el Instituto Dermatológico de Guadalajara, Jalisco, México, bajo la dirección del profesor José Barba Rubio. Al regresar a Guatemala en 1,977 inició su consulta privada y trabajó a tiempo parcial en el Servicio de Dermatología del Hospital Militar durante diez años, y por 25 años en las dependencias del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social de donde se retiró en el año 2001. Durante su ejercicio profesional, el Dr. Robles asistió a numerosos cursos de actualización y congresos y en muchas de estas actividades presentó casos interesantes, trabajos y dictó conferencias. Desarrolló el Dr. Robles particular interés por Criocirugía y Fototerapia, campos en los que tuvo una actividad destacada. Presidió en 1,994 la 3ra. Reunión del Colegio Iberoamericano de Criocirugía con mucho éxito. El interés por la fotografía significó que sus trabajos y presentaciones brillaran por la excelente técnica en fotografía clínica y mantuvo una extensa colección de fotografías de patología cutánea difícil de emular por cualquier clínico. Miguel Eduardo publicó artículos científicos y fué autor de monografías y textos, así como de capítulos en libros dermatológicos. Fuera del ámbito dermatológico fue conocido por mantener la tradición de elaborar en su residencia una enorme y compleja escena de la Natividad, todos los años en el mes de diciembre la que fue visitada por amigos y colegas. El atletismo fue otra de las pasiones que combinó durante muchos años con sus actividades profesionales, participando en varias maratones incluyendo la famosa que se realiza en New York la que finalizó exitosamente. Aficionado a mantener cuidado de mascotas, se recreaba con su acuario poblado de varias especies de peces y no decir el orgullo de sus perros de raza en particular por Tina su perra ganadora de muchos galardones en exposiciones caninas. Si las actividades profesionales de Miguel Eduardo fueron apegadas a la ética y acompañadas de entrega y servicio irrestricto a los demás, unas de las características personales por las que siempre será recordado, fueron su carácter jovial y alegre, la alegría contagiosa y la facilidad para hacer amigos y reír con un buen chiste sumado a su capacidad para contar su extenso repertorio. Su afición a la música, al canto, al baile y al buen comer y beber serán extrañados en los venideros Congresos Centroamericanos y de El Caribe en los que participó en casi todos con gran entusiasmo. Los colegas y amigos que tuvimos el privilegio de trabajar con él, lo extrañaremos mucho y los pacientes a quienes sirvió con tanta dedicación lo encontrarán irreemplazable. Descanse en Paz |