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BIOGRAFIA  DR. ROBERTO  ARENAS  GUZMÁN

 

Estela, Roberto, Edgardo, mis felicitaciones, ustedes de muchas maneras
han sido coparticipes de todos los logros que Roberto  ha tenido.

Carmen y Karen, felicidades porque han venido a enriquecer la familia Arenas, teniendo la oportunidad de gozar del afecto y sabiduría de Roberto y Estela

A la Sra. Aurorita, que por motivos de salud no puede asistir a este evento, mis felicitaciones, porque hoy en día puede ver con satisfacción que el segundo de sus hijos, como todos los demás, ha sido un hombre de bien, y que como en la parábola de los talentos, que nos describe San Lucas en el versículo 11 de la Biblia, le fue dado un talento y pasado el tiempo lo ha logrado multiplicar.

Martha, Antoni: felicidades, deben de sentirse orgullosos de tener un hermano que ha logrado  reconocimiento y respeto dentro del ámbito de la medicina mexicana, llevando con  orgullo el apellido Arenas-Guzmán.

 

Estimados compañeros y amigos, debemos de felicitarnos por estar aquí y por contar en la persona de Roberto Arenas, con el Maestro, el compañero, el amigo, que desinteresadamente nos comparte sus conocimientos y nos participa de su amistad.

 

La grandeza no consiste en recibir honras, sino en merecerlas” Aristóteles en aquella época de la Atenas de Pericles en el siglo V AC “Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida” William  Somerset  Maugham, escritor francés de la primera mitad del siglo XX.

 

Son dos los motivos que nos reúnen el día de hoy, el homenaje a un compañero, a un amigo, que indudablemente se ha hecho, como menciona Aristóteles,  merecedor a ello, asegurando su valioso legado para la posteridad a través de la palabra escrita.

 

 Describir la prodigiosa simultaneidad de hechos, ideas y sentimientos que conforman una vida es un esfuerzo predestinado a un módico resultado. Se puede seguir la línea cronológica de un individuo, recrear los senderos que eligió para andar por el mundo, precisar fechas significativas y establecer episodios que a veces resultan trascendentes. Pero la esencia de esa persona, la vasta constelación que lo vuelve único y a la vez lo hermana con los otros elude la linealidad de las palabras.

Es dentro de este marco de limitaciones  que voy a tratar de presentar una semblanza de Roberto Arenas, tratando de ponderar no solo sus características como dermatólogo, ya por la mayoría sobradamente conocidas, sino sus características como ser humano, que son las que finalmente determinan su individualidad.

 

Comenzare por hablar de sus orígenes:

 

Hijo de Roberto Arenas Pérez, un ferrocarrilero, y de Aurora Guzmán Ramírez, Roberto nace en la ciudad de Irapuato un 10 de diciembre de 1946, segundo  de ocho hermanos: Zacarías, Roberto, María, Martha, Juan Antonio, Margarita, María del Carmen y Enrique.

Los recuerdos más remotos de la niñez se remontan a un pequeño pueblo ferrocarrilero de Zacatecas, Cañitas de Felipe Pescador, cerca de Plateros y del Santo Niño de Atocha, en donde realiza  sus estudios de primaria, no es difícil imaginarlo, en un ambiente en donde predominaba el olor a petróleo quemado, brincar de durmiente en durmiente en la vía del ferrocarril, o colocando una de aquellas pequeñas monedas plateadas de 25 centavos, que tenían en una de sus caras una balanza, sobre el riel de la vía, para ver con cara de asombro, posterior al paso del tren, como la moneda había crecido en forma desorbitante e imaginar que le alcanzaría para comprar más chiclets Adams o aquellas salvavidas de colores o de mantequilla (3).  Posteriormente la familia se traslada a la ciudad de Irapuato, en donde cursa sus estudios de secundaria y preparatoria.

Inicia sus estudios de medicina en la entonces Escuela de Medicina de León, Gto. el año de 1966,  obteniendo el título de Médico Cirujano en 1971 (2).

Realiza su servicio social en Acebuche, municipio de Tarimoro,Gto. es en este pequeño poblado donde da los primeros pasos de lo que será un largo peregrinaje académico y clínico y a donde regresará, para compartir con la gente sencilla de esta comunidad la realización de su matrimonio civil.

Durante su estancia en la Escuela de medicina detecta su gusto por la dermatología e ingresa al Centro Dermatológico Ladislao de  la Pascua en la Ciudad de México, Institución fundada y entonces dirigida por el Dr. Fernando Latapí, uno de los grandes maestros de la medicina Mexicana, fundador de la Escuela Mexicana de Dermatología y con quién se formaron un gran número de dermatólogos latinoamericanos, que posteriormente serían los pilares en el desarrollo académico y clínico de la especialidad en sus respetivos países Esta relación  inicial con una personalidad tan destacada indudablemente marcó la vida académica y científica de Roberto. Realiza su posgrado los años de 1972-1973 (1) y al finalizar regresa a la ciudad de León, Gto., en donde inicia la práctica clínica de la dermatología e imparte clases en la Escuela de Medicina durante dos años, es en ese tiempo que tengo la fortuna de conocerle y ser su alumno, si ésta fotografía la observara una persona ajena al medio opinaría que son 8 compañeros de la Facultad y si se preguntaran quién es el líder del grupo, más de alguno opinaría que el segundo de izquierda a derecha, por lo menos no podrán negar que es el que se ve más juvenil. Roberto llegó a la Facultad con gran dinamismo y con una gran entusiasmo por enseñar, mismo que nos contagio a las tres generaciones a las que nos impartió clases de pregrado y todos, al recordar el cuadro de maestros que tuvimos, lo recordamos a él con gran apreció por que dejo huellas en nuestra incipiente formación médica nos organizaba viajes a la Cd. de México, por supuesto una visita obligada era el Centro Dermatológico Pascua, su alma mater,  pero tenía un   interés por mostrarnos la gran variedad de centros de enseñanza, esta fotografía es en el Centro Médico Nacional del IMSS con el Dr. Ernesto Macotela.

Durante su estancia en el Centro Dermatológico Pascua el desempeño de Roberto había sido muy brillante, el Maestro Latapí detecta en él un gran potencial a desarrollar y le escribe una carta, mencionándole: “Tal vez puedas venirte, mientras levanta el animo . . . . tengo que ampliar tu horizonte y pronto”. Regresa a México al nuevo Centro dermatológico Pascua, en el que por esos extraños caprichos de la vida inicia su entrenamiento no en el área de su deseo, la dermopatología, sino en el departamento de micología al lado del Maestro Pedro Lavalle, uno de los micólogos más sobresalientes de México. Permanecerá durante 15 años como médico adscrito en ésta Institución, fungiendo durante 10 años como Secretario de la Asociación Mexicana de Acción contra la lepra.

En 1980 los vientos de la inquietud investigativa empujan de nueva cuenta los pasos de Roberto, sólo que ahora hacia  a horizontes lejanos. Ingresa al Departamento de Micología del Instituto Pauster, en Paris, con el Profesor Francois Mariat, quién será quien ayude a Roberto a pulir su perfil micológico, tanto en la clínica como en la investigación (2). Durante su estancia en París acude como asistente al Hospital San Louis (1), hospital donde nace la dermatología como disciplina hospitalaria en Francia y en donde a principios del siglo XIX fue Director Alibert, quién elaboró el árbol de las dermatosis

Regresa a la ciudad de México, reiniciando sus actividades en el Dpto. de Micología del Centro Dermatológico Pascua, siendo nombrado en 1990  jefe del Dpto. de Micología del Hospital Manuel Gea González, puesto que ocupa hasta el momento actual. En 1992 es nombrado Investigador titular B de los Institutos de Salud.

Sería imposible tratar de ubicar la práctica profesional de Roberto Arenas en forma independiente de su labor académica.

Ya en las aulas de nuestra querida Escuela de Medicina de León, durante sus dos años de estancia que tuvo al terminar su posgrado en Dermatología, percibíamos su pasión por la enseñanza, tanto en la forma de impartir su cátedra, como en  la preparación de su material didáctico.  A su regreso a la ciudad de México continua su labor magisterial como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México tanto en los cursos  de pregrado como de posgrado. Profesor Titular del diplomado en Micología a distancia desde el 2002.

Roberto Arenas pertenece numerosas Asociaciones Médicas, como la:

  • La Academia Mexicana de Dermatología, de la cual es expresidente
  • La Sociedad Mexicana de Dermatología, de la cual es expresidente
  • Es miembro de la Asociación Mexicana de Acción contra la lepra
  • Miembro  fundador y expresidente de la Sociedad Mexicana de Micología
  • Miembro de la  American Academy of Dermatology
  • Miembro del Consejo Mexicano de Dermatología
  • Miembro correspondiente de la Asociación Panameña de Dermatología
  • Miembro de la Academia Nacional de Medicina
  • Miembro y Expresidente del Colegio Iberolatinoamericano de dermatología, puesto que solo había sido ocupado por un mexicano previamente, el Dr. Fernando Latapí

Ha sido nombrado miembro honorario del:

Colegio de Dermatólogos del Estado de Guanajuato, de Tijuana, Veracruz y Michoacán, así como Miembro Honorario de la Sociedad de Dermatología de Costa Rica, Paraguay, Guatemala, Chile, Venezuela, Perú, Ecuador, República Dominicana, Argentina, Bolivia y de la Asociación Dermatología del Caribe.

Ha recibido numerosos reconocimientos, menciono algunos:

En junio 2004 en el Congreso de la Federación Europea de Micología Médica en Wroclaw Polonia recibió de la Universidad la medalla Academia Medica Wratislaviensis, en reconocimiento a sus méritos en la micología médica.

Las Llaves de la Ciudad en Cartagena de Indias.

El Gobierno del Estado de Guanajuato a través de la Secretaria de Salud y la Universidad de Guanajuato le hizo un reconocimiento a su destacada carrera profesional el año 2004.

El Colegio de Médicos certificados del Estado de Guanajuato, en su Congreso anual del año 2007 otorga una distinción a un  médico, que siendo originario del Estado haya trascendido en el ámbito nacional e internacional por sus aportaciones, Roberto Arenas fue objeto de dicha distinción, por estar fuera del país para dicha fecha me solicito el recibirla en su nombre de manos del Dr. José Angel Córdova Villalobos, entonces Secretario de Salud, quién me hizo el encargo especial de trasmitirle su felicitación, pero por sobre todo su agradecimiento y cariño, recordando aquellos años en que formo parte del grupo de alumnos de Roberto en la Escuela de Medicina de León.

Poco tiempo después la Facultad de Medicina de la Universidad de Guanajuato, el 23 de octubre, con motivo del día del médico, le realiza un homenaje por ser un alumno egresado de dicha Institución y su trayectoria profesional y académica que ha contribuido al desarrollo de la Medicina Nacional (1)Es en dicho evento  que aprovechamos para hacer la entrega  del reconocimiento y  trasmitir el mensaje del Dr. Córdova Villalobos (2).   

La Sociedad Veracruzana de Dermatología, el año 2008, a su curso bienal de actualización en dermatología, en reconocimiento le da su nombre (3).

La Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas en Nov. Del año 2010 le otorga un reconocimiento por sus contribuciones a la dermatología, tanto a nivel nacional como internacional.

Uno de los grupos dermatológicos más consolidados del país es el de Yucatán, que fundaron el año 2001 un Laboratorio de Micología, el  27 de Octubre del 2011, con motivo de su décimo aniversario le realizaron un homenaje a Roberto y en reconocimiento al trabajo que ha realizado en conjunto con ellos y su asesoría es que merecidamente decidieron darle su nombre al Laboratorio (1).

El último reconocimiento, el 21 de marzo del 2012 en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, organizado por la Academia Mexicana de Dermatología, siendo la primera actividad académica de la Dra. Rosa Elba Benuto como presidenta de la misma y de la cual todos estamos siendo coparticipes en este momento.

Roberto Arenas ajeno a su matrimonio y su bella familia a tenido una amante, esto no es un secreto para nadie, “la dermatología y la micología médica”, de este apasionante idilio han nacido 8 hijos, a este respecto tengo que mencionar la  admiración con la que Roberto y Edgardo han sabido aceptar a estos medios hermanos que tantas horas/padre les han robado, y que decir de Estela, la forma tan cariñosa como los ha adoptado, a tal grado que me pregunto si no sería lo más justo que Ella pareciera como coautora de los mismos.

El primero de ellos: Dermatología. Atlas, diagnóstico y tratamiento, indudablemente el más importante y de mayor difusión,  publicado por McGraw-Hill, siendo su primera edición en 1987 y la cuarta y última el 9 de octubre del 2009 en una bellísima ceremonia que se celebró en el Auditorio del Museo Nacional de Medicina, ubicado en lo que durante muchos años fuera la Escuela Nacional de Medicina y originalmente el edificio de la Santa Inquisición (3).

El año  2001 publica, en conjunto con su amigo y compañero de posgrado, Roberto Estrada, Tropical Dermatology, de Lancer Biosciencias, Texas.

Posteriormente apareció Micología Médica Ilustrada, de la misma editorial, McGraw-Hill, su primera edición en 1993, la cuarta y última el año que recién ha finalizado.

En Agosto del 2009 aparece “Las Micosis Superficiales Subcutáneas y pseudeomicosis en la República Dominicana”, país que se ha convertido en los últimos años en su segunda casa, en coautoría con uno de sus hermanos no biológicos,  el Dr. Rafael Isa Isa (1).

El día de hoy se presenta el Benjamín: “Onicopatías,  Guía práctica de Diagnóstico, Tratamiento y Manejo. (1) Y no  puedo dejar de agradecerle el honor que me ha conferido al solicitarme  escribir el prologo del libro.

Es evidente, después de lo anteriormente mencionado, el dar por un hecho que el Dr. Roberto Arenas es un excelente autor y divulgador, en esta imagen se le ve trabajado en su casa, una recámara habilitada de  oficina perfectamente ordenada, con todos los elementos necesarios para desarrollar sus actividades: su computadora, abundante material bibliográfico, un poco de botana, un buen vino tinto, que indudablemente debe de contribuir para tener un buen estilo literario ….  y ah, una caja con zapatos, seguramente para recordar que tiene que tener siempre bien puestos los pies sobre el piso (1).

Fue redactor de Dermatología Revista Mexicana de 1980 a 1991, Co-editor de Dermatología Revista Mexicana de 1992 al 2000, Es actualmente Coordinador editorial de la Revista Dermatología Cosmética Médica y Quirúrgica del 2003 a la fecha.

 

Forma parte del Comité Asesor de la Revista de Medicina Cutánea Ibero. Latino Americana,

Del Comité Editorial de la Revista Piel, de España

Del Comité Editorial Medical Mycology, Polonia

Del Comité Editorial Clinical Dermatology, Polonia,

Del Comité Editorial de Dermatología Venezolana,

Del Comité Editorial de Actas Dermo-sifilográficas de España.

Y recientemente  del Comité Editorial de la revista Polaca Nasza Dermatológica on line

Ha publicado más de 351 artículos en revistas nacionales e internacionales

Resúmenes:79
Capítulos en libros: 24

 

En 1999 se da la tarea de organizar el primer Consenso Nacional de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de las Micosis Superficiales, realizándose el año 2009 la cuarta actualización.

Dentro de lo que es su vida intinerante le podemos identificar claramente tres casas: la grande, ubicada en la Unidad Habitacional para investigadores de salud, en Tlalpan 4502 bis Edif. B 301, Delegación Tlalpan, México DF, CP 14080, el nido que comparte con Estela, reducida en dimensiones y enorme en afectividad, la segunda el Hospital GEA González y la tercera, todos, o casi todos los aeropuertos del mundo.

No todo el mérito es de Roberto, es indudable que ha habido personas a su alrededor que han sido coparticipes en todos sus proyectos, que han luchado con él, que han sufrido con él, que han reído con él, y todos sus amigos sabemos de la importancia que en esta empresa han tenido Estela, Roberto y Edgardo.

En su natal Irapuato conoce a Estela Gasca Montes, con quién contrae nupcias el 17 de septiembre de 1977. Estela es un mujer admirable, eficiente y amable. Ella a caminado con Roberto por todos los senderos que ha transitado, los agradables y los tortuosos (4) y con él ha procreado dos hijos Roberto y Edgardo, ninguno ha heredado la vocación profesional de la medicina,   pero heredaron su inquietud intelectual y por sobre todo su servicialidad y su don de gente (3). Quienes tenemos la oportunidad de convivir con ellos y de compartir los momentos cotidianos, podemos expresar la sensación de que realmente estamos en familia y  la familia ha crecido, de Roberto Arenas como suegro solo Mari Carmen y Karen podrían hablar, de Roberto  como abuelo es un capítulo que a todos nos tiene a la expectativa, y como cuando sabemos que saldrá una nueva película de Steven Spilberg, todos estaríamos dispuesto a pagar por estar en el estreno.  En estas imágenes con algunos de sus hnos., sobrinos  y la Sra. Aurorita, su mamá.

El tener la fortuna de convivir con la familia Arenas le da a uno la posibilidad de entender que Roberto y su familia padecen una genopatia autonómica dominante, y es que ninguno de sus hnos. es capaz de permanecer en una fiesta más de cinco minutos sentados, tienen que estar en la pista de baile, y todos, incluyendo la Sra. Aurorita, son la mayoría de las veces los encargados de cerrar el salón de fiestas al final del evento, ya cuando los primeros rayos de sol del día naciente empiezan a parpadear en el horizonte, y es que Roberto tiene una atracción espacial por los amaneceres, es su llegada la que le anuncia el final de los festejos, que es hora de ir a dormir, y es la inminencia de su llegada la que le marca hora de levantarse para iniciar sus labores.

El hogar de la  familia Arenas  es un sitio de visita obligado, cuando uno tiene que venir a la ciudad de México, Estela presupone que iremos a comer a su casa, y lo que Ella da por una posibilidad, uno lo da como un hecho, y es que la convivencia es muy cordial por un lado y por otro tendremos que confesar que Estela es una extraordinaria cocinera y basta que insinuemos que algún platillo nos gusta para que en la próxima ocasión lo estemos degustando. Son frecuentes las reuniones donde coincidimos con compañeros  de otros estados y de otros países.

Hay facetas de la vida que pueden aparecer completamente ajenas a Roberto, cual sería la reacción de ustedes, que también lo conocen, si en un momento dado el comentara “el partido de futbol de mañana va a estar muy bueno”, yo en lo personal le pondría el termómetro, y sin embargo no ha sido una persona completamente ajena al deporte, de hace años he compartido algunos viajes con él, y me podía percatar como aprovechaba cualquier momento libre para  ir a la alberca del hotel a nadar y en los últimos años ha practicado el tenis,  a este respecto es que le solicite una imagen y me envió esta foto señalándome el momento en que estaba realizando un “servicio as”, con la confianza que le tengo es que le señale que estaba pisando la línea y que lejos de ser un servicio “as” la jugada era sancionada como falta, él es muy pragmático, hay que resolver los problemas de manera rápida y sencilla y su respuesta inmediata, a los dos minutos, fue:   “Pablo, córtale la parte baja para que no salga la falta. Ok, gracias”. .

Una solución muy sencilla viniendo de él, la realidad es que al día siguiente, levantándose de madrugada como acostumbra, tomó su raqueta de tenis y redoblo el número de entrenamientos, de tal forma que pocos meses después me envía esta foto en donde se constata que ha mejorado la forma  y que cumple a la perfección con el reglamento de la  federación internacional de tenis, ahora si, sirviendo un “servicio as”.

Recuerdo durante mi niñez, y algunos de ustedes seguramente también, la aparición, no se si quincenal o mensual, de unas historietas llamadas “vidas ejemplares”, las cuales habitualmente describían la vida de algún santo, después de leerlas quedábamos con la impresión de que habían sido seres sobre humanos a quién Dios había dotado de características sobrenaturales, un derroche de perfección y muy ajenos a los mínimos defectos, poca diferencia encontrábamos entre la vida de San Lucas y la de Superman.  Cuando se realiza un homenaje a una persona  corremos el mismo riesgo, puede ser tal el caudal de cualidades resaltadas  que le arranquemos por completo  su condición humana  y con esto minimicemos o nulifiquemos el mérito de sus logros, es por esto que no puedo dejar de señalar que Roberto Arenas tiene defectos y muchos, todos inherentes a su condición humana, si bien es conveniente el considerar esta faceta como algo importante de lo que es él como persona, también es comprensible que el puntualizarlos en este momento sería inapropiado y poco respetuoso, más bien quisiera resaltar a este respecto un pensamiento que el Maestro Ignacio Chávez, en mi concepto el mayor de los filósofos de la medicina que ha dado México, emitió ante el féretro de uno de sus mejores y más queridos amigos:

 

Que tuvo sus flaquezas?
¡Qué importa las flaquezas si su vida
llena está de magnificas grandezas!
Es que aún el mismo sol tiene sus manchas
y sin embargo es en su gigante lumbre
donde se abrasa todo,
el átomo lo mismo que el planeta, el abismo lo mismo que la cumbre.
Y quién reprocha al sol que tenga manchas?  

  

 

 

Hace solo  2 a 3 semanas estaba leyendo un libro del Dr. Pablo Latapí, teólogo, filósofo, Doctor en pedagogía, uno de los más grandes pensadores que en el área de la educación que a dado México, fallecido hace dos años, a la edad de 82 años, y en uno de los capítulos mencionaba:  la amistad es un enriquecimiento personal invaluable, un complemento al desarrollo personal y una experiencia insustituible de afecto y comunicación de valores. Ser amigo de alguien es saber que “se cuenta con él”, se comparten con él valoraciones importantes, y con él se pueden debatir y compartir incertidumbres  y verdades; con los amigos se comparten las buenas y las malas noticias, nos reconfortamos mutuamente en momentos difíciles, nos queremos y apoyamos y por sobre todo “conversamos”, que es la forma de comunicación en que compartimos lo que somos.

Bajo estos conceptos podemos estar de acuerdo que Roberto es un magnifico amigo, sabe compartir sus conocimientos en forma polifacética, conferencias, cursos, artículos, libros; se cuenta con él en todo momento, quienes no hemos acudido a él para solicitarle un favor o comentarle un caso, encontrando siempre una actitud positiva y una respuesta inmediata, pero por sobre todo sabe compartir su vida, su presencia, en forma individual o en reuniones, siempre estará marcada  por un actitud positiva que contagia entusiasmo, compartiendo los buenos momentos; también lo encontraremos en los momentos difíciles, en más de una ocasión me ha tocado ver a un Roberto con los ojos nublados y la lágrima asomando en la mejilla  cuando se tratan temas que tocan el corazón (15).

 

El Juramento de Hipócrates, la declaración de carácter ético-doctoral más antigua y conocida refiere:

Tributaré a mi maestro de Medicina igual respeto que a los autores de mis días, partiendo con ellos mi fortuna y socorriéndoles en caso necesario; trataré a sus hijos como mis hermanos, y si quisieran aprender la ciencia, se las enseñaré desinteresadamente y sin otro género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones habladas y demás métodos de enseñanza a mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo el convenio y juramento que determinan la  ley médica y a nadie más.

Roberto ha cumplido con el juramento de Hipócrates, en el vemos la imagen del discípulo agradecido que ve a sus maestros con respeto y cariño y una manifestación de ello son sus tres libros biográficos:

 

Fernando Latapí, Las enseñanzas de un Maestro, escrito en 1991 y posteriormente Fernando Latapí, “Sus Contribuciones a la Medicina”

y

Francois Mariat. Un fragmento de su vida, publicado en 1999 (1).

 

La definición más hermosa de lo que es ser un Maestro es, a mi manera de ver, la que nos dejo el Dr. Ignacio Chávez, probablemente el médico filósofo más importante de nuestro país:

Ser maestro significa no sólo poseer un tesoro del saber. Sino estar dispuesto a compartirlo. Caminar por la vida con la avidez de un estudioso, que busca la verdad; pero también con el gesto del sembrador que lanza, a mano abierta, su grano. Tener la altura intelectual propia del que enseña y a la vez el pulimiento moral que se requiere para enseñar con el ejemplo. Hacer que quepan juntas en el alma la ambición del subir más y la generosidad de guiar e impulsar a sus discípulos y de gozar con su triunfo.

El testimonio de vida y profesional de Roberto es compatible con el anterior concepto de maestro:

 A través de muchos años de estudio e investigación ha atesorado una gran cantidad de conocimientos, mismos que está dispuesto a compartir en forma cotidiana.       Su vida ha sido un continuo caminar, en busca del saberHa  recorrido la mayoría de los rincones de nuestro país y de muchos otros países, siempre con la actitud del sembrador que lanza a mano abierta su grano. Su vida es un testimonio de rectitud y sus actitudes y dinamismo son sus principales fuentes de enseñanza. A Roberto siempre lo encontramos con una disposición de “siempre adelante”, tratando de detectar las virtudes de sus discípulos para ayudarles a desarrollarlas y pasado el tiempo, al reencontrarse con ellos compartir  el gozo de sus éxitos (16).

Roberto es uno de esos seres, que el tiempo, los espacios y la comunión de los sueños e ideales nos han permitido coincidir y mejor dicho compartir.

 

Roberto Arenas se ha convertido en su vida en un PEREGRINO ACADEMICO (2).        

 

MUCHAS GRACIAS 

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